En un mundo cada vez más digital, enseñar programación y robótica a niños y adolescentes no solo despierta su creatividad, sino que también les prepara para los retos del mañana. Aprender a programar es aprender a pensar: a resolver problemas, a trabajar en equipo y a transformar ideas en soluciones reales. La robótica, además, les permite ver cómo el código cobra vida, fomentando el entusiasmo por la ciencia, la tecnología y la innovación. Sembrar estas habilidades hoy es cultivar a los inventores, ingenieros y pensadores del futuro.